MARCAS
La historia de Jaeger-LeCoultre comienza con Charles Antoine LeCoultre, un relojero suizo autodidacta. Antoine abrió su primer taller en Le Sentier, en el valle de Joux. JLC debe su prestigio sobre todo a sus movimientos. Hasta la fecha, la empresa ha producido más de 1.200 calibres y hay que reconocer que este logro no habría sido posible sin el impulso creativo e innovador de su fundador. Antoine destacó por numerosos inventos, entre ellos: Una máquina para producir piñones en 1826. El Milionómetro, primer instrumento de la historia capaz de medir micras (1844). Uno de los primeros sistemas de cuerda para relojes de bolsillo sin llave. Dar cuerda y ajustar la hora se hacía pulsando un botón. La primera producción parcialmente mecanizada de movimientos complicados en 1870.
Edmond Jaeger fue un relojero alsaciano que se instaló en París en 1880. Su talento y ambición en la construcción de cronómetros y tacómetros le llevaron a convertirse en proveedor de la marina francesa, a la que entregó el primer cronómetro marino en 1890.
Mientras tanto, Antoine LeCoultre se había consolidado como uno de los fabricantes más prestigiosos de movimientos. Junto con su hijo Ellie, produjo calibres de alta precisión y fiabilidad, que fueron encajados por relojes de otras casas suizas. En cuanto a las complicaciones, incluían tourbillon, calendarios, cronógrafos y despertadores.
A Antoine y a su hijo les sucedió su nieto Jacques-David LeCoultre, quien conoció a Edmond Jaeger en 1903. Entre los dos nació una bonita amistad que también resultó fructífera en el plano profesional. En 1937 la relación culminó con una fusión bajo el nombre de Jaeger-LeCoultre. Con la combinación de fuerzas, JLC alcanzó el éxito mundial y reforzó su posición como proveedor de importantes fabricantes.
En 1931 nace el mayor icono de la empresa: el Reverso, un reloj de hombre con caja rectangular y esfera Art Déco. Tenía un diseño elegante y estaba destinado a los jugadores de polo. El Jaeger-LeCoultre Reverso tuvo un gran éxito, del que sigue disfrutando en la actualidad. Desde entonces, se han producido numerosas variantes, como las complicadas o el Reverso Duo.
En 1953, Jaeger-LeCoultre presentó el Automatic (conocido hoy como Futurematic, nombre con el que se distribuyó en Estados Unidos). La particularidad del Futurematic era que no tenía corona en ningún lado de la caja, gozando de una simetría única.
Uno de los movimientos más famosos de Jaeger-LeCoultre es el JLC 920, un automático ultraplano creado en 1967 y que sigue produciéndose en la actualidad. La fama de este calibre se debe a que durante un cierto periodo fue equipado simultáneamente por Audemars Piguet Royal Oak, Patek Philippe Nautilus y Vacheron Constantin 222. En otras palabras, la tríada de los más famosos deportistas del acero.
En definitiva, Jaeger-LeCoultre es una marca que goza de un encanto propio, que debe sobre todo a la combinación entre el prestigio histórico de sus movimientos y el estilo Art Déco que sus iconos han dado a la imagen de la marca.
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